La puerta es un elemento central, tanto en tu hogar, como en cualquier negocio o instalación comercial o de servicios. Nos ofrece seguridad y, al tiempo que da acceso, también, permite mantener cerrado un ambiente para climatizarlo adecuadamente.
La puerta tradicional se abre manualmente, lo cual, no representa mayor problema cuando se trata de la puerta de tu vivienda o cualquier puerta cuya frecuencia de apertura y cierre sea baja.
Sin embargo, hay muchas circunstancias donde contar con una puerta que se abra automáticamente es muy ventajoso.
Piensa, por ejemplo, en la entrada y salida de un supermercado, con cientos de clientes saliendo con las manos cargadas de bolsas o empujando el carrito de la compra. Así como en las puertas de un almacén o de la cocina de un restaurante, con constantes salidas y entradas de personal.
Incluso, es preferible abrir una gran y pesada puerta de un estacionamiento con solo pulsar un botón, que bajarnos del coche y desplazar la puerta.
Por otra parte, además de la comodidad, la puerta automática tiene otras ventajas, como reducir el tiempo en que la entrada está abierta. Lo cual, permite mantener constante la climatización de la estancia y reduce el gasto energético.
Adicionalmente, hoy día que estamos sensibilizados con el problema de la contaminación biológica, se agradece el evitar tener que manipular pomos de puertas.
Sin embargo, el problema se presenta cuando fallas en el suministro eléctrico, ya que las puertas automáticas modernas funcionan con electricidad. Es aquí donde nos asalta la duda de ¿Qué pasa con las puertas automáticas cuando no hay luz?
¿Cómo funciona una puerta automática?
Mucho ha cambiado desde que Herón de Alejandría creó la primera puerta automática por allá en el siglo I d. C., con base en un sistema de vapor de agua. En el camino surgieron descubrimientos clave, como la electricidad, e inventos como la celda fotoeléctrica.
Hoy en día, las puertas automáticas se abren gracias a un mecanismo electromecánico, que incluye sensores de movimiento, basados en fotoceldas, un motor eléctrico y un sistema de tracción y desplazamiento.
A partir de estos elementos, los modelos de puertas automáticas varían, dependiendo del servicio que se aspira cumplan.
Así, por ejemplo, la puerta de un estacionamiento puede activarse por la señal de un emisor en un mando a distancia, al pulsar una clave en un control instalado o al pasar una tarjeta con chip integrado en un lector.
Mientras que las puertas automáticas de un supermercado, donde constantemente entran y salen personas libremente, se activan mediante fotoceldas.
En este caso, poco antes de llegar a la puerta en sí, se encuentra un sistema que consta de un emisor de luz infrarroja en un lado y un receptor en el lado contrario. De tal manera que, si cualquier cuerpo u objeto interrumpe el haz de luz, se dispara la señal de apertura, para luego cerrarse automáticamente.
La señal emitida a partir de la interrupción del haz infrarrojo, llega a una centralita que remite el comando correspondiente para que se active el motor eléctrico que pone en marcha el mecanismo de apertura de la puerta.
Tipos de puertas automáticas
Existe una cierta diversidad en cuanto a formas de puertas automáticas, adaptadas al espacio en el que pretenden controlar el acceso.
De tal forma que existen puertas automáticas corredizas, de hoja enrollable y puertas batientes, en tanto que, entre estas últimas, hay puertas batientes de una y de dos hojas.
Así mismo, en estacionamientos particulares son comunes las puertas que baten hacia arriba, en lugar de lateralmente.
Sin embargo, todas tienen un problema en común: dependen de la energía eléctrica para funcionar, lo cual, normalmente, no representa un inconveniente, salvo en los cortes de electricidad.
La seguridad
Actualmente, se presta mucha importancia a la seguridad en el funcionamiento de las puertas automáticas, especialmente para evitar aplastamientos de personas o coches, así como resolver su apertura en caso de fallas eléctricas.
Tal como explica el acertado portal CastellónInformación, hoy en día las puertas automáticas cuentan con diferentes sistemas incorporados para incrementar la seguridad en su funcionamiento. Desde sistemas antiaplastamiento y fotocélulas antiobstáculos, hasta parada de emergencia y sistemas de apertura manual, entre otros.
Lo más importante es contar con un proveedor confiable, que garantice la adecuada instalación, el mantenimiento y servicio.
¿Qué pasa si se va la luz?
Como era de esperarse, los fabricantes de puertas automáticas han considerado el escenario en el que falle la energía eléctrica, lo que nos dejaría con una puerta bloqueada. Lo cual, por cierto, puede ocurrir también por una falla eléctrica en el cableado del sistema o en el motor eléctrico.
Así que, en caso de falla eléctrica, los distintos modelos de puertas automáticas incorporan un mecanismo para desbloquear la puerta de forma manual.
Normalmente, el acceso al seguro que desbloquea la puerta se encuentra en un cajetín cerrado cercano a la misma. Se accede a dicho cajetín mediante una llave, para luego girar una perilla, un tornillo específico o apretar un botón, que desacopla el mecanismo del motor eléctrico.
De esta forma, la puerta puede ser abierta o cerrada de forma manual. Por otra parte, lo más común en el caso de las puertas de acceso público de centros comerciales o grandes comercios, como los supermercados, las instalaciones cuentan con planta eléctrica.
De esta forma, si se va la luz, se activa automáticamente el grupo electrógeno y se reanuda el servicio, incluida la alimentación a las puertas automáticas.
En todo caso, es muy importante que estés informado respecto al mecanismo específico de desbloqueo de tu puerta automática, a fin de poder resolver el problema con celeridad ante una emergencia.