A medida que transcurren los años, las grandes compañías fabricantes de consolas de videojuegos, parecen no tener techo. La experiencia gráfica con estas consolas que cada año renuevan su tecnología y funcionalidades, aumenta a un ritmo impresionante.
Pero mientras esto ocurre, las consolas retro se revalorizan proporcionalmente; encontrarlas en el mercado es cada vez más complicado y, puede que si lo haces, sea a un precio no muy accesible.
Es por ello que muchos gamers han optado por armar su propia consola de videojuegos retro. No es tarea sencilla, pero tampoco hay que ser un genio para hacerlo. Solo necesitas la guía adecuada y los accesorios adecuados. Muchos de los consejos que leerás en este artículo los podrás leer en este otro de SaforGuia.
Lo primero que necesitas es una tarjeta programable. La ideal para esto es la Raspberry pi, que fue creada inicialmente con fines académicos, ya que era utilizada para promover el fácil aprendizaje de los conocimientos informáticos y nociones básicas de programación.
Este microprocesador, será la parte más fundamental de la consola, es a ella que se van a conectar el resto de los componentes. Puedes conseguirlas generalmente a un precio no mayor de 40 euros. Si tu presupuesto te lo permite, te recomiendo que compres la que tiene conectividad WiFi y Bluetooth; esto facilitará en gran manera la posterior descarga en línea de todos los juegos disponibles.
Lo segundo que necesitas es una tarjeta micro SD, preferiblemente de clase 10 y de 64 GB. Puedes utilizar incluso una de 128 GB si te sientes más cómodo con ella, pero para el fin en cuestión, una de 64 es más que suficiente.
Es en esta tarjeta micro SD donde instalarás todo lo necesario para comenzar a jugar, incluyendo todos tus juegos favoritos.
Para comenzar el proceso de instalación necesitas tener a la mano un ordenador, preferiblemente con sistema operativo de Windows, además de un alimentador de corriente en el que conectaremos la Raspberry. Este alimentador de corriente es generalmente parecido al cargador de un Smartphone, con la diferencia que es un poco más potente para soportar el consumo.
De manera opcional, pero muy recomendable, puedes comprar una carcasa especial que sirva como protección para tu Raspberry, además de las pequeñas piezas metálicas que se fijan a puntos específicos de tu microordenador con la finalidad de disipar el calor que emana de él.
Una vez tengas armada la parte física de la consola, procederemos a descargar el sistema con el que trabajará la Raspberry. Actualmente existen muchos sistemas en línea de licencia libre que puedes utilizar, uno muy recomendable es el “Recalbox” por su sencillez de uso. Es importante resaltar que para no caer en temas de piratería, se recomienda tener los juegos originales que contiene la imagen.
Dicho esto, allí verás una lista de imágenes ya descargadas y con miles de juegos en función del tamaño de tu tarjeta micro SD. Descarga la que más te convenga y, una vez hayas descargado todos los ficheros que componen la imagen, conecta tu tarjeta micro SD al ordenador y guarda en ella la imagen descargada. A este punto ya hemos dejado atrás la parte difícil y tienes casi totalmente configurada tu consola retro de videojuegos.
Los siguientes pasos a realizar son los más sencillos de todo el proceso. Instala la tarjeta micro SD con la imagen ya cargada al espacio destinado para ello en la Raspberry, conecta el respectivo cable HDMI del microordenador al televisor para proyectar los gráficos de la consola, conecta el control de mando con el que podrás manejar los menús y cuando hayas enchufado y conectado la fuente de alimentación a la Raspberry, puedes encenderla y ya lo tienes.
En el televisor verás un menú con acceso a muchas plataformas con una infinidad de juegos para consolas retro. Por lo general los controles de mando compatibles, los suele detectar y permitir su funcionamiento sin ningún tipo de configuración previa.
En caso de que hayas descargado la imagen de una fuente con un idioma distinto al español, puedes dirigirte a opciones del sistema y allí seleccionar el idioma de tu preferencia.
¡Ya lo tienes! Tu propia consola de videojuegos retro sin gastar más de lo necesario.