Sobre l'1% Cultural a DIARI DE TARRAGONA - 13 de maig
Las obras pagadas con el 1% cultural se desploman un 77% en Tarragona
De los 3,1 millones de 2009 para reformar monumentos, castillos o conventos se ha pasado a los 721.719 euros de este año
La crisis ha acabado afectando al patrimonio cultural, cuyo mantenimiento corre peligro. En los últimos años, las aportaciones del 1% cultural se han desplomado en la provincia. La Ley de Patrimonio Histórico establece la obligación de destinar en los contratos de obras públicas una partida de al menos el 1% a trabajos de conservación. Con la obra pública reducida, esas aportaciones también se han visto minimizadas. De los 3,1 millones que se dedicaron a esos cometidos en las comarcas tarraconenses, se ha pasado al millón del año pasado y a los 721.000 euros asignados en este 2014, un 77% menos.
Más reducida es la previsión de la anualidad para 2015, donde sólo se contempla una actuación: los 301.175 euros que irán para la restauración de las murallas, el baluarte oeste y el entorno del castillo de Falset. Ese lugar es también uno de los dos que reciben dinero este año (400.000 euros), junto con la rehabilitación del convento de Santa Ana, en Alcover. La reforma está sufragada en 2014 con 321.719 euros.
La capital, sin nada desde 2010
Lejos quedan las inversiones de hace algunos años, incluso estando en crisis: los 2,6 millones de 2008 o los 3,1 de 2009. Entre 2004 y 2011 se aprobaron 28 proyectos por un valor global de 16 millones. Desde entonces y hasta el momento, Tarragona no ha percibido más dinero en ese concepto. Un ejemplo es Tarragona capital. La última actuación fue en 2010: la intervención arqueológica y la urbanización de la Torre de Vapor, valorada en 205.172 euros. Ese mismo año también se financió la segunda parte de la restauración del Pont del Diable.
La consecuencia es el deterioro en buena parte de aquel patrimonio en el que urge una intervención, tal y como afirma, por ejemplo, Jordi Rovira, presidente de la Reial Societat Arqueológica de Tarragona: «Se trata del gran mantenimiento, de un dinero que sirve para afrontar actuaciones importantes. La idea era que de una obra pública licitada se derivara algo para temas culturales. Por un lado están las intervenciones pequeñas en los pueblos. Ahí la Diputació ha ayudado mucho pero cuando se trata de intervenciones más grandes todo se complica, y por eso el dinero del 1% venía muy bien».
En este tiempo se han aprobado actuaciones de diversa índole: de los 170.000 euros para el Museo de Ca Batistó y el Portal de Saura, en Alcover, a los 387.052 para remodelar la plaza mayor de Santa Coloma de Queralt, pasando por los 253.977 de la restauración del castillo de Flix. En buena parte de estas intervenciones, el Ministerio de Fomento aportaba el 100%. En otras, el porcentaje podía oscilar entre el 24% y el 80%. Las entidades solicitantes suelen ser los ayuntamientos, aunque también entidades como el Institut Català del Sol o, directamente, la propia Generalitat. Este último es el caso de la adecuación de la Cripta del Castillo-Monasterio de Sant Miquel d’Escornalbou, con una intervención presupuestada en 57.905 euros.
A nivel estatal, la reducción ha sido del 74% en dos años: de los 60 millones en actuaciones aprobadas por la Comisión Mixta de Fomento y Cultura a los 15,1 de 2012. «Desde 2011 no se ha aprobado ni un solo proyecto en toda España, algo que serviría para impulsar el sector de la construcción, que es el que más parados tiene», explica crítico Joan Ruiz, diputado del PSC en el Congreso. Añade: «Durante muchos años nuestras comarcas se han beneficiado de unas inversiones que han servido para recuperar patrimonio histórico y también para generar riqueza y puestos de trabajo».
Rovira, desde la Arqueològica, incide en esa línea: «Se reducen las posibilidades de que esos monumentos sean conocidos. Es todo un circuito, porque hacemos que un lugar no sea visitable. Es un factor que divide posibilidades de promoción del territorio, que resta en la economía. La rehabilitación es un importante factor de dinamización económica». Y agrega: «La administración local se puede encargar del mantenimiento pero no puede asumir obras más grandes, aunque tampoco estamos hablando de proyectos faraónicos». Rovira establece prioridades de restauración en lo que concierne a Tarraco: «La muralla necesita una intervención urgente. El Teatre también necesita una actuación. Sólo con esas cantidades que se han entregado en algunas obras recientes se podría hacer mucho».
Más ejemplos de intervención son la rehabilitación del castillo de Solivella (591.510 euros), la restauración del conjunto de Cal Cadernal, en Salomó (506.365 euros) o la recuperación de partes deterioradas de la muralla de Montblanc (106.839 euros). «Hay castillos, monasterios y fortalezas que necesitan una recuperación. Hay que entender que no es gasto perdido, sino una inversión que luego se recupera, porque se beneficia directamente al turismo o a negocios como los restaurantes o los campings», cuenta Rovira. Un ejemplo positivo de rehabilitación es el del Convento de Santa Ana, en Alcover, que acaba de culminar una inversión de alrededor de cuatro millones de euros en los últimos años, tres de ellos obtenidos de ese 1%. «Las obras están acabadas. El espacio abrirá el mes que viene como centro de programación cultural. Se han rehabilitado estancias como el claustro y la iglesia», explica el alcalde, Anton Ferré. «Sin el 1% ya no habría convento, porque estaba en ruinas. Son contribuciones claves. Sabemos que las circunstancias son las que son y las prioridades marcan la agenda pública, pero se tendría que dar juego a este tipo de actuaciones», expone. Es un ejemplo de actuación conjunta entre administraciones: tres millones del estado, 450.000 del Govern y alrededor de medio millón del consistorio. La Diputació también aportará una cantidad para la compra de material y de mobiliario.
Otra cuestión es que los consistorios puedan avanzar ese dinero. «De esos 400.000 euros para el entorno del castillo sólo podremos avanzar 100.000, así que estamos negociando. El dinero lo tiene que adelantar el ayuntamiento y ahora no nos podemos permitir esa cantidad», explica Jordi Puxeu, alcalde de Falset
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