LAVANDERA BOYERA (Motacilla flava)
28 Octubre, 2008 12:18
Escrito por jmdf,
General
LAVANDERA BOYERA (Motacilla flava)
Por Josep Maria Dalmau jmdf@fondoimagenes.com www.fondoimagenes.com
Para un fotógrafo de la naturaleza, especialmente si tanto en entomología como en ornitología su escuela ha sido la de la vida “este es mi caso” la observación debe de ser la primera y fundamental virtud. Sirve de muy poco consultar libros técnicos en la materia si primero no hemos pasado infinidad de horas en el campo observando la naturaleza. Es mucho mas provechoso primero observar, intentar comprender el comportamiento de nuestros modelos aunque esto nos lleve muchos años y después verificar en los libros hechos por naturalistas para saber si nuestras deducciones son correctas.
Esto, lógicamente; puede llevarnos a cometer errores. Nunca me cansare de repetir que somos fotógrafos de la naturaleza, no biólogos ni naturalistas. Ni en muchos casos ellos consiguen sacar por si mismos todas las fotografías que usan, ni nosotros vamos a rivalizar con ellos en conocimientos científicos. Es fácil que en alguna ocasión, cometamos algún error de identificación; no apurarse, siempre habrá algún amable colega que con sutileza “o no;” nos corrija y así vamos aprendiendo. Si en fotografía puedo jactarme de tener unos elevados conocimientos técnicos, y aun así; aprendo cada día que salgo al campo. ¿Cuanto más debo aprender sobre la naturaleza y sus bellos habitantes? Es muy probable que necesitara unas cuantas vidas para ponerme al día y tener unos conocimientos dignos.
Por ello digo, como he empezado este artículo, que el valor de la observación, no tiene precio. Todas las fotografías de este libro, han estado hechas en un recorrido de unos seis o siete kilómetros al lado de un pequeño, maltratado por las petroquímicas, expoliado por un uso irracional del agua y sucio rió olvidado por tantas administraciones que dicen velar por el medio ambiente. Para aquellos que han tenido la paciencia de leer este libro desde el principio, saben que me refiero al rió Francoli.
A través de los años, recorriendo el mismo trayecto allí donde aparentemente ya no queda nada, he ido observando los cambios. He podido obtener todavía hermosas fotografías de la fauna y la flora en peligro de extinción. Comprobar como cada año los insectos disminuyen y las aves migratorias vienen en menor número por encontrar sus habitats degradados. Antes gustaba de refrescarme y beber de sus cristalinas aguas. La ultima vez que sacie la sed en el agua del rió, termine en urgencias de un hospital con una severa intoxicación. Puede que el agua que devuelven al cauce después de usarla para fines industriales no este tan limpia y depurada como nos cuentan.
A pesar de todo, unas abundantes lluvias al final del verano y principio del otoño, arreglaron temporalmente las cosas, en la desembocadura, habitad natural de muchas especies limícolas, nuevas crías siguen sobreviviendo. Me alegre mucho, cuando a principios de octubre observe la llegada de una numerosa colonia de lavanderas boyeras procedentes de centro Europa que paraban unos días en nuestras latitudes antes de emprender su larga migración hacia tierras Africanas.
Las lavanderas boyeras (Motacilla flava) a diferencia de la lavandera blanca (motacilla alba) que acostumbra a pasar el invierno en parajes templados de la península, normalmente solo la vemos pasar en la época pre-nupcial entre marzo y abril donde paran para descansar, aunque este paso es bastante rápido. Prefieren anidar en los climas más ricos de alimento de centro Europa “esta más limpio”. El paso post-nupcial que empieza a finales de agosto, alcanza su máximo esplendor durante el octubre. Ha sido durante los primeros días de este mes cuando he tenido ocasión de observar una nutrida colonia de casi un centenar de avecillas descansando a orillas de mi rió en esta ocasión excepcional por las tempranas lluvias y un agua raramente limpia.
Pensemos que este bello espectáculo de tantas lavanderas boyeras fácilmente identificables por su barriguita de un amarillo intenso y pardo verdoso en el manto superior, de no haberse producido estas lluvias, habrían pasado de largo de nuestros parajes huyendo de sus aguas contaminadas.
Después de un verano bastante mediocre en el que he observado realmente pocos odonatas (libélulas) donde otros años nos recreaban la vista infinidad de ejemplares, escasas mariposas y menos anfibios; las ranitas han sido las mas perjudicadas por la ínfima y escasa calidad del agua. Por no hablar de los cangrejos de rió que precisan agua limpia para vivir y reproducirse; aparecieron muertos a principio de verano a causa de algún vertido toxico. Estas lluvias otoñales me han alegrado el principio de la estación fría. Aunque una flor, no hace verano; no dejo de preguntarme cuanta agua tendría que caer para llevarse toda la porquería de este rió cuya única desgracia es haberle puesto un complejo petroquímico al lado y pasar cerca de unas ciudades con escasa conciencia ecológica. Sigo pensando que la madre naturaleza es sabia y un día lloverá tanto que se llevara la contaminación y a los contaminantes.
Esperando este día, sigo observando la naturaleza, en ocasiones triste; pues donde antes había un extenso matorral poblado de pequeños seres, encuentro un hoyo de culebreantes cañerías en reparación. Aunque después lo tapen, el daño; ya esta hecho. Pasaran muchos años para que vuelva a regenerarse si le dan tiempo. Otras, como esta vez, paso horas mirando agazapado las pequeñas aves alimentarse antes de emprender su largo vuelo trans-sahariano. Nunca me cansare de observar. Estos breves momentos, son el alimento del alma para el amante de la naturaleza, el nirvana, el éxtasis. El calor, los mosquitos y las incomodidades desaparecen ante estos espectáculos que nos ofrece la natura. Nunca dejare de creer que la naturaleza es más sabia que el hombre y que las cosas aun puede arreglarse y volver a ser como antes. Mientras las aves nos sigan visitando y los gráciles insectos en mayor o menor medida sigan habitando este cauce, seguiré pensando que la inmensa tontunez llamada industria y desarrollo aun puede arreglar o paliar el mal que ha hecho, y yo; humilde observador, notario de la naturaleza seguiré dando fe con mis hermosas fotografías.
jmdf@fondoimagenes.com