Una gota en el mar. Por Pilar Crespo Álvarez

¿Hay motivos para el optimismo?

La cola del paro es abrumante, muchas familias tienen un plato en la mesa gracias a Cáritas y otras organizaciones humanitarias, los hospitales están llenos de personas que sufren y acompañantes desesperados, algunos hijos son una auténtica cruz para sus padres, unos jefes hacen imposible la vida a trabajadores que aun conservan su puesto de trabajo, miles de inmigrantes vagabundean por las calles con la esperanza de que no les pidan papeles… ¿Hay un lugar para la esperanza cuándo parece que de la vida sólo recibes palos?

Mirado de tejas para abajo quizás no. El motivo del optimismo únicamente puede venir de que estemos convencidos de que la vida es algo más que tener trabajo o dinero o fama o poder. ¿Quiénes son las personas más felices? ¿Acaso los millonarios o los famosos? Por sus hechos los reconoceréis. ¿No produce cierta envidia las carcajadas despreocupadas y alegres de los niños jugando, o de los jóvenes al acabar un partido de fútbol en el que ganen o pierdan han pasado un buen rato? ¿Cómo se sienten los voluntarios que han pasado una tarde o una semana o sus vacaciones dando su tiempo a unos ancianos a los que han querido distraer, en ocasiones simplemente con una conversación?

¿Razones para el optimismo? : El hombre es más hombre cuándo es capaz de pensar en los demás desinteresadamente, cuándo vive dando prioridad a los valores espirituales por encima de compensaciones puramente sexuales o materiales. Cuando en definitiva es consciente de que una persona no es solo un ser vivo sino un ente espiritual dotado de alma y cuerpo, que tiene una misión y que cumplirla con generosidad proporciona una gran satisfacción.