MI PEQUEÑO GRAN AMIGO

06 Noviembre, 2007 19:12
Escrito por arimarme, General

Xapi, era un perro de esos al que no se le conoce padre, sin raza ni casta, alguien se atrevió a llamarlo cruce de teckel por su tamaño, con el mismo rigor que seria llamarme a mi cruce de chino por tener los ojos algo rasgados. Color conejo monte, nació ya sin rabo, lo que le daba aun mas apariencia de gazapo y provocaba que mas de uno lo encarara con su escopeta pensando que era el conejo. Pronto se ganó el corazón de todos los que lo conocieron, serio, con su paso lento y sigiloso escudriñaba el monte sacando caza de lugares impensables cuando ya habían pasado todos los perros. Provocaba sorpresa entre los asistentes al yo errar una pieza y empezar él a reñirme gimiendo y meneando su pequeña cabecita y es que sabia perfectamente que si yo no la abatía, el no la podía cobrar y por tanto no recibía su premio...las broncas que me daba eran monumentales y las burlas del resto de cazadores constantes...disfrutábamos de las jornadas. Cuando salíamos a cazar al tordo al paso, se sentaba a mi lado y mirando al horizonte en cuanto divisaba la llegada de un tordo, nadie sabe como, ya que nosotros tardábamos un buen rato en verlo,  empezaba a gemir y con sus cortas patas iniciaba un golpeteo frenético en mi pierna, avisando de la llegada del tordo que distinguía perfectamente entre el resto de aves. Siempre actuaba con el sigilo de un indio e intentaba capturar las piezas a boca,  provocando situaciones tan cómicas, como que saliera un conejo corriendo llevando al Xapi, que por su poco peso no lo podía retener, colgando de los cuartos traseros, eso sí, si no podía hincarle el diente, te avisaba con dos ladridos secos como diciendo “ojo que va”. Podría contar mil anécdotas, como el día en que viendo un estornino herido oculto en un tronco hueco de un árbol y comprobando que no podía entrar después de 15 minutos dando vueltas y estudiando el terreno, cavó un túnel con bastante más destreza que los ingenieros del AVE, por el cual accedió al interior y cobró la pieza.  No nos importaba perder media mañana de caza contemplando su ingenio.

El compañero nos dejó hace unos años  y como se suele hacer con los jugadores que lo dan todo por un Club decidí “colgar la camiseta con su nombre”, nunca ningún otro perro mío llevará el nombre de Xapi, por que de Xapi solo hubo uno, valga este escrito como homenaje a ese pequeño perro que fué un gran amigo. 

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