Una gota en el mar. Por Pilar Crespo Álvarez

Cómo sobrevivimos en la crisis

No está resultando fácil sobrevivir a la crisis cuándo nos habíamos acostumbrado a  “todo”. Los niños con móvil, ordenador y pleis desde que nacen, los mayores aunque algunos hayan pasado la guerra, nos adaptamos también y  fácilmente a lo más cómodo. Habíamos olvidamos a nuestras abuelas “ nena, el ahorro empieza con una cerilla”. Nos parecía consejo de anciana, de persona que no sabía disfrutar. Ahora sí que se fomenta este ahorro de luz, de agua, de energía. Pero no tiene el tono de virtud o de algo saludable de antaño, es más bien un logro de los verdes que nos han convencido por motivos ecológicos de que no hay que estropear el planeta. Pero echo en falta un pelin de humanismo en  el tema, una pequeña referencia al ser humano o ser vivo ( no sea que Aido no se incluya). En todo caso a la fuerza ahorcan. Las reuniones familiares son de “Traje” yo traje las bebidas, yo traje el aperitivo, ya que ninguno es capaz de asumir el gasto de todos en una comida y tampoco se trata de vernos poco También nos hemos borrado del gimnasio, (en casa se pueden hacer estiramientos),  hemos descubierto la maravilla de la marca blanca (dicen que no baja la calidad) y de lo que se disfruta veraneando en tu propia ciudad. Únicamente hay que poner cara y vestimenta de turista sacar las bermudas y llevar un plano por la calle. Bien mirado tiene sus ventajas: la catedral o el barrio viejo tiene un encanto que no por falta de tiempo no habíamos descubierto. Es el momento asimismo de participar en las actividades lúdicas organizadas, muchas de ellas gratuitas, de las que antes pasábamos,  y de quedar con amigos que hace siglos no veíamos. ¿Crisis? Hay modos de sobrevivir sin desmarcarse demasiado de las propias costumbres.