Una gota en el mar. Por Pilar Crespo Álvarez

Un viaje necesario el de Benedicto XVI

Benedicto XVI podría estar descansando en su pueblo natal y pasar las horas dedicado a la lectura como tanta gente de su edad y como estaba deseando. Sin embargo la Iglesia lo necesitaba y muchos hombres que no lo saben lo necesitan. Precisamos de su inteligencia, de su buena cabeza y de su santidad. Se podría ahorrar muchos problemas siendo más políticamente correcto pero prefiere dar la cara, y seguir su conciencia.

Ahora se ha embarcado en una de las zonas más difíciles del planeta y algunos aprovechan para decir lo que no deben ni en el lugar adecuado, otros confían en que su misión sea exitosa.

Él mismo ya hizo saber lo que esperaba de este viaje: libertad religiosa, dialogo, respeto y convivencia. Respeto a los derechos de la mujer y de los cristianos en países musulmanes y de igualdad de oportunidades para minusválidos e impedidos físicos. Y sigue repitiendo que “razón y fe son la mejor garantía para la paz y el respeto de la dignidad y los derechos humanos”

Me parece necesario volver a decir lo que de hecho no se vive en muchos paises del mundo