ECUADOR - El tesoro quitu se abre a la ciudad
Andrés Jaramillo. Redactor
Igual
que un rompecabezas, las piezas arqueológicas que se hallaron
en Rumipamba adquirieron la forma de vasijas, platos y urnas funerarias.
Se
las encuentra en el parque ecológico y arqueológico del mismo
nombre, en la intersección de las avs. Occidental y Mariana de Jesús.
Los
sitios en donde se las descubrió aún están abiertos. La tierra está
removida y se observan huellas de lo que se cree fue parte de la
arquitectura de la cultura quitu. Ellos poblaron la capital hace más de
1 500 años.
Hay tres muros de piedra ordenados como graderíos.
Según Hólger Jara, director de Investigación del Fonsal, es posible que
sirvieran para proteger un templo u otro lugar que la tribu consideraba
importante.
A 10 metros, en cambio, hay un espacio que fue
utilizado para enterrar a los muertos. Un esqueleto recostado en forma
fetal, que está sobre una rampa de tierra y arena. Junto están los
restos de lo que se cree fue una vivienda quitu. Hay piedras que forman
un óvalo que era la estructura habitual de la tribu.
Desde
ese sitio se divisa el sector norte de Quito. Los edificios donde
funcionan las instituciones públicas y urbanizaciones de la Granda
Centeno resaltan por su altura, de hasta 15 pisos.
Hasta el
2000, Rumipamba iba a ser parte de ese paisaje urbano. Entonces, se
inició la constricción del Conjunto Residencial Metrópoli, que se
proyectaba como el más importante de la ciudad. Sin embargo, cuando los
trabajos se iniciaron, los constructores encontraron urnas y vasijas de
cerámica bajo tierra.
El Instituto de Patrimonio Cultural
intervino y descubrió que había vestigios de 1800 aC hasta 1 500 dC. La
mayoría pertenece al período conocido como de Integración, según los
análisis de carbono 14 realizados.
Se conoce así a esta etapa
porque era la época en que las tribus intensificaron el intercambio
comercial entre ellas y propiciaron su integración. Por lo general
tenían que recorrer tramos extensos para transportar los productos de
una región a otra.
Para resistir el viaje, con la carga en sus
espaldas, construyeron senderos de 2 metros de altura, similares a las
acequias. La vegetación se encargaba de formar túneles naturales y así
se cubrían del sol y la lluvia.
En Rumipamba se conserva parte
de uno de esos caminos, también conocidos como Culuncos. Es de 200
metros y se lo puede recorrer en 15 minutos. Dentro, el olor a tierra
mojada acompaña a los nuevos caminantes y la humedad hace que el clima
sea fresco.
Según el arqueólogo Ángelo Constantine, por esos
senderos es posible que se haya traído sal y cuarzo que no son propios
de la zona. “Es posible que los hayan cargado desde Bolívar o desde el
Oriente ecuatoriano”.
El público podrá recorrer el lugar y
conocer los vestigios desde mañana. Las puertas del parque arqueológico
se abrirán oficialmente. El alcalde Paco Moncayo se encargará de hacer
la entrega oficial del lugar a la comunidad.
Está previsto
hacer un recorrido por el terreno en donde se hicieron las
investigaciones. Rumipamba tiene 35 hectáreas de extensión. De ellas 14
pertenecen a Banco Pichincha y es donde se realizaron las excavaciones.
El resto es del Banco Central, pero no se han hecho excavaciones, pues no se ha llegado a un acuerdo con esta institución.
Rumipamba significa prado de piedras. Los investigadores creen que
el nombre nace por las piedras gigantescas que existían en el lugar.
Medían hasta 120 centímetros de diámetro y eran arrojadas por el volcán
Pichincha, tras sus erupciones.
El Fondo de Salvamento del Patrimonio de Quito (Fonsal)
invirtió alrededor de USD 500 000 en la recuperación del sitio. Los
trabajos se realizan desde 2002 y finalizan mañana.
La
proyección del sitio es convertirse en un referente arqueológico de la
región. “Esperamos incluso poder hacer en el futuro presentaciones
virtuales de lo que era la cultura en el mismo lugar donde se
encontraron los vestigios”, cuenta Jara.
La proyección del complejo y otros hallazgos
El
Fondo de Salvamento publicará un atlas de la arqueología de Quito. Su
lanzamiento está previsto para el primer semestre de este año.
El libro incluirá los hallazgos de excavaciones como las de Tulipe, Rumipamba, La Florida, entre otras.
Hace
90 días se descubrió en Quito un nuevo sitio con vestigios
arqueológicos. Se trata de Tajamarca, ubicado en la parroquia de
Pomasqui.
Al momento se realizan las excavaciones para determinar su procedencia, pero es posible que también sean de Los Quitus.