Un profesor de la Universidad de Granada confirma la existencia en Ribadesella (Asturias) del mapa rupestre más antiguo de la Humanidad- El Ideal-
Era, concretamente, el 11 de abril de aquel año de 1968 cuando uno de
los diez miembros del grupo, Adolfo Inda Sanjuán, se quedó estupefacto
al ver toda una serie de pinturas rupestres adornando una de las
paredes de la cueva -en el lugar hoy conocido como Camarín de las
Vulvas- que, a juicio de los expertos, se encuentra entre las cinco
primeras grutas del arte paleolítico, la mejor decorada a lo largo del
tiempo (entre los años 10.000 y 22.000 a.C) y uno de los espacios
prehistóricos más importantes que han llegado hasta nuestros días.
Allí
no sólo se constata su uso como un espacio múltiple de vivienda,
reunión y actividades artísticas y sociales sino que, además, alberga
la única cámara paleolítica dedicada a la figura y al sexo femenino.
Todos los miembros del grupo se conjuraron para no contar lo que allí
habían visto hasta que no pudiesen dar testimonio gráfico. Con una
cámara recién comprada -recuerda hoy Jesús Fernández Malvárez-
volvieron al día siguiente y dispararon a discreción a la sucesión de
grabados y pinturas en forma de renos, caballos, bisontes y cabras. Al
llegar al fondo de la gruta vieron algo que, en una primera impresión,
parecía un plano. Pero un plano ¿hace al menos 12.000 años? Parecía
imposible.
Fernández Malvárez volvió a visitar la cueva dos
meses después y, con el tiempo, llegó incluso a ser guía de la misma.
La idea del mapa seguía dándole vueltas. El elemento central de la
imagen era, y es, un detalle planimétrico compuesto por dos líneas
discontinuas que discurren casi paralelas desde la parte inferior de la
roca al borde superior de la misma. A uno y otro lado de las dos líneas
figuran grupos de manchas sensiblemente rectangulares, todas de un
característico tinte rojizo.
Llega la recompensa
Aquella
intuición, a la que nadie ha hecho caso durante estos 38 años, ha
tenido no obstante su recompensa. Con una perseverancia digna de
elogio, Jesús Manuel Fernández ha estado durante décadas tratando de
descifrar el significado de aquel dibujo, en apariencia sin sentido, y
hace unos meses se puso en contacto con Mario Ruiz Morales, ingeniero
geógrafo del Estado y profesor de la Universidad de Granada, que en un
trabajo de investigación aún inédito afirma que, efectivamente,
Fernández Malvárez tenía razón y que «se trata de una imagen
cartográfica centrada en la ría de Ribadesella, un mapa prehistórico
sobresaliente que puede encabezar la cronología de esa disciplina ».
Según
el profesor Ruiz Morales, hasta ahora sólo se tenía constancia de dos
planos rupestres en España, uno en la cueva de la Pileta en Málaga y
otro en Peñasordo (Badajoz), pero ninguno en la cornisa cantábrica pese
a su gran riqueza en arte prehistórico. El de la cueva de Tito Bustillo
tiene, no obstante, algunas particularidades pues aunque todos los
mapas rupestres tienen un carácter localista, el de Ribades lo hace del
entorno circundante.
«La genial intuición de Fernández Malvárez
-afirma Mario Ruiz- que tenía entonces sólo 17 años, ha tomado carta de
naturaleza cuando al estudiar y comparar el Mapa Topográfico Nacional
con la representación prehistórica de Ribadesella, vemos en ella una
imagen cartográfica y minimalista de su ría y alrededores».
Mario
Ruiz señala, en concreto, que las dos líneas verticales que corren casi
en paralelo vienen a coincidir con la ría. Por las dos señales
enfrentadas cabe suponer la existencia de un vado similar al que enlaza
en la actualidad Llovio y Junco, e igual de probable es que los grupos
de manchas aisladas representaran -tal y como se puede comprobar hoy
día- los emplazamientos de otras cuevas en las que el autor de aquel
primitivo plano señalaba otros posibles lugares donde guarecerse o
habitados por otros clanes.
Tampoco parece casual la irrupción
de las líneas en la parte superior de la roca, que bien pudo haber sido
concebida como la imagen del litoral en el que desembocaba la ría por
la que faenaban y de la que obtenían algunos de sus más primarios
alimentos para subsistir. El profesor Ruiz Morales considera que este
mapa «debería ser catalogado entre uno de los más antiguos de los que
se conocen en la cronología cartográfica» y alaba la perseverancia del
descubridor de este «tesoro» que, pese al «desprecio de ciertos
círculos restringidos, con pocos elementos de juicio», merece el
«reconocimiento de la comunidad científica».