REVELACIONES DE UN ESTUDIO BIOANTROPOLOGICO
Sostiene que no procedían del norte de México sino que ya vivían en Tenochtitlan.

EQUIPO. La española Martínez-Abadías y el argentino González-José.
La
leyenda predominante contaba que los aztecas eran originarios de la
ciudad de Aztlán. Que habían peregrinado por más de 200 años con la
misión de fundar un imperio en el lugar donde encontrasen un águila
devorando una serpiente. Así, los aztecas se habían establecido en el
año 1325 en el lago de Tenochtitlan, donde actualmente se encuentra la
capital de México.
Pero el relato del origen de los aztecas se desploma ahora con las nuevas evidencias aportadas por la bioantropología.
No habían llegado del norte sino que fueron descendientes del mismo
grupo que habitaba la zona en el siglo X. "Hubo un reorganización
social, política y religiosa de la misma gente que había vivido allí
durante más de mil años en el actual Valle Central de México", dijo a
Clarín Rolando González-José, que es investigador del Centro Nacional
Patagónico del Conicet, en Puerto Madryn, uno de los primeros autores
de un estudio que fue publicado en Proceedings of the Royal Society de
Inglaterra.
¿Y
qué evidencias hay para refutar la leyenda? Un análisis comparativo de
los cráneos de distintos grupos humanos que vivieron entre el año 1300
antes de Cristo y el año 1521 de nuestra era en la región. Las caras de
los aztecas (también llamados mexicas) eran muy similares al grupo
anterior, los tepanecos.
La
leyenda del origen azteca tuvo hasta el momento un peso simbólico
enorme. Es tan íntima a la tradición mexicana que un águila sobre un
cactus y una serpiente forman parte de los símbolos patrios del país
(están dentro de la bandera mexicana).
"Había
lingüistas que discutían el origen de la lengua azteca. También hay
genetistas que trabajan sobre el origen de la población. Y nosotros,
desde la bioantropología, quisimos poner a prueba el mito fundacional", contó González-José, de 33 años.
El argentino trabajó con Neus Martínez-Abadías,
de la Universidad de Barcelona, en colaboración con científicos de la
Universidad Complutense de Madrid, el Instituto Nacional de
Antropología e Historia y la Universidad Autónoma del Estado de
Hidalgo, de México. El director del grupo fue Miquel Hernández.
Si
la leyenda fuese real, los rasgos faciales de los aztecas deberían ser
similares a los de gente que habitó en el norte. Pero no lo eran. El
estudio reveló que sus caras aplanadas, sus narices anchas en la base y
las órbitas de los ojos más expandidas lateralmente —entre otros
aspectos— los acercan (y mucho) a los tepanecos, quienes estaban
presentes en el territorio de la actual capital de México, entre los
años 900 y 1200 después de Cristo.
;
No
vinieron los aztecas desde el norte entonces. Pero sí hubo una
migración mucho antes de que se formara su imperio. Alrededor del año
1000 después de Cristo se produjo una gran sequía que llevó a ciertas
poblaciones cambiasen su lugar de residencia, sospecha el grupo de
investigadores, en base a evidencias que ya habían aportado trabajos
arqueológicos.
"Esa
sequía aceleró la decadencia cultural y poblacional de los grandes
centros de los mayas, que habitaron en la península de Yucatán, y los
teotihuacanos". Recién mil años más tarde, después de los
teotihuacanos, los toltecas y los tepanecos, aparecieron los aztecas en
el Valle central de México. Y fueron gente muy ambiciosa y organizada.
Desde
Tenochtitlan, los aztecas llegaron a dominar los actuales territorios
de Centroamérica y hasta tuvieron relaciones económicas con el sur de
los Estados Unidos y del norte de Sudamérica. Tenían una sociedad
estratificada, que incluía hasta siervos y esclavos. Realizaban
sacrificios humanos y fueron también guerreros que aprovecharon las
experiencias de otras culturas en el manejo de armas. Y hasta diseñaron
un innovador sistema de cultivos que pusieron en práctica en el mismo
lago donde fundaron su capital.
Fuente: Valeria Román vroman@clarin.com / Clarín.com, 20 de diciembre de 2006
Enlace: http://www.clarin.com/diario/2006/12/20/sociedad/s-05001.htm
-- Ecuador --
En Yahuarcocha hay indicios de la
masacre de los incas
El
informe oficial y científico sobre la investigación subacuática de la
mítica laguna de Yahuarcocha fue presentado esta semana por el Fondo de
Salvamento del Cantón Ibarra (Fonsalci).
Documentos,
fotografías, análisis científicos y videos forman parte de esta
indagación realizada por la empresa de logística submarina Darwinvest,
por encargo del Fonsalci y como parte de la segunda fase de
recuperación de esta laguna, ubicada a 4 km al nor oriente de la
capital imbabureña.
César
Guerrero, director del Fonsalci aportó con los primeros detalles
oficiales. “El encuentro de restos arqueológicos, durante el dragado en
la laguna entre el 2005 y 2006, nos obligó a detener el trabajo y
contratar una indagación científica. Hallamos restos de cráneos y dos
pingullos (instrumentos de viento tradicionales) y así lo comentamos
con el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC)”.
El dragado de
Yahuarcocha empezó en el 2003, cuando el Fonsalci compró una draga en 500 000 dólares como parte de la primera fase de recuperación del lago. Además, se construyeron muros de gaviones en las microcuencas y quebradas de la laguna y un vivero en Guayllavillas.
A
comienzos de este año arrancó la segunda fase valorada en 624 000
dólares, de los cuales la mayoría fue aportada por el Ministerio del
Ambiente.
Este Ministerio desembolsó los primeros 350 000 dólares que sirvieron para comprar una e
xcavadora, un volquete, dos vehículos, un laboratorio completo, una lancha para monitoreo diario y otras investigaciones.
“El
estudio subacuático y arqueológico era necesario. Darwinvest, con sede
en Guayaquil, lo hizo y los resultados confirman la historia, pero
desechan otros mitos que se mantuvieron con el tiempo", explicó
Guerrero.
El
informe científico señala, por ejemplo, que el espejo de agua tiene una
superficie de 257 hectáreas y el perímetro o base navegable es de 7 970
metros.
Además, la profundidad del lago es variable y va de 2,8 a 8 metros. Tomas Bujard, gerente de Darwinvest, aseguró que el estudio limnológico (condiciones físicas y químicas del entorno) se realiza con la Universidad Técnica de Berlín (Alemania).
Según Bujard, Yahuarcocha es un lago eutrófico (rico en materia orgánica y nutrientes) con un alto riesgo de desequilibro por causa de los sedimentos. Por ello, recomendó que continúe el dragado o extracción del sedimento.
Yahuarcocha tiene una edad posglaciar de 12 000 años. Este dato fue vital para confirmar el enfrentamiento
entre Incas y Caranquis. Un hecho ocurrido entre 1495 y 1500 d.C.
“Sin
embargo, es difícil determinar cuántos murieron. Se habla de miles de
indígenas. Además, los cadáveres debieron flotar al cuarto día y fueron
arrastrados por el viento y la corriente hacia el otro lado de la
laguna. Eso se confirma por el hallazgo de una gran cantidad de cráneos
encontrados cuando se construía la autopista grande.
Además,
con GPS se monitorearon 832 puntos y se descartó la leyenda de una
pueblo sumergido o de armamento arrojado al fondo", añadió Guerrero.
Eso sí, el análisis subacuático confirmó la existencia de sitios con alto potencial arqueológico y una estructura
artificial que
corresponde a un santuario preincaico utilizado para realizar rituales y adoraciones. Este santuario fue sumergido cuando se incrementó el agua en la laguna.
Según Guerrero, se han extraído alrededor de 300 fragmentos de cerámica, osamenta y piedras atípicas de las zonas estudiadas.
Profundizando un poco más sobre la batalla entre Incas y Caranquis, César Larrea Jarrín, miembro del Servicio de Ortopedia&
nbsp; y
Traumatología de Ibarra, llegó a la conclusión que las osamentas
humanas fragmentadas “tienen claros índices de violencia, lo cual
corrobora la masacre”.
“Los fragmentos de los cráneos fueron ocasionados por percusión (golpe). También se extrajeron huesos de animales, con lo que se puede interpretar las especies que sirvieron para alimentar al asentamiento Caranqui”.
“Los
restos del hallazgo serán parte de un museo que se construirá en
Yahuarcocha. Lo más significativo que se pudo extraer es una piedra de
sacrificios de 60 cm de largo por 35 de ancho similar a una piedra de moler. Hasta
mediados del 2007 publicaremos un documento sobre la realidad de esta
laguna, entre tanto las indagaciones siguen”, aseguró Guerrero.
Tras las huellas
Se
descarta por otra parte, la leyenda vertida en torno a la existencia de
una gran hacienda que se sumergió a consecuencia de una maldición,
producto de la avaricia de sus propietarios.
Entre los objetos hallados en la investigación consta una piedra tallada en forma cóncava que se presume sirvió para sacrificio de gente; su cavidad alberga exactamente a una cabeza humana y al fondo se encuentra un orificio que probablemente cumplió el papel de desangradero.
Los sedimentos que se <
/SPAN>extraen de Yahuarcocha se venderán como abono orgánico para financiar
la continuación de las investigaciones.
La leyenda de los Caranquis
La
laguna de Yahuarcocha (yahuar: sangre, cocha: lago o laguna), guarda
una leyenda que dice que antes de la llegada de los españoles, sus
aguas se tiñeron de rojo tras un enfrentamiento entre los Caranquis y
los Incas
Dice el antiguo relato que en sus orillas murieron más de 30 000 homb
res: los cadáveres allí arrojados tiñenron de rojo el agua. Ese día el lago cambió de nombre.
Los Caranquis, como muchos pueblos indios del acutal Ecuador, se opusieron fieramente a la invasión Inca. Poco después, los Conquistadores españoles aprovecharían ese rencor...
Fuente: Miguel Castillo. Redacción Ibarra / El Comercio.com, Ecuador, 20 de diciembre de 2006