BADAJOZ - Aparece otro trozo de la muralla original del siglo XVII en la Memoria de Menacho
El
muro original se ve a la derecha y está roto. Al fondo se aprecia la
pared de refuerzo. Las cuadrículas son para seguir buscando restos,
quizás musulmanes. / CASIMIRO MORENO.
La
obra de ampliación del aparcamiento en el Baluarte de Santiago está
detenida por si salen a la luz más restos arqueológicos. Hay cañonazos
en un muro y han encontrado una trinchera desde donde se protegía
Badajoz.
Las catas arqueológicas previstas en la excavación para la ampliación
del aparcamiento de Menacho han dado sus primeros frutos: un fragmento
de unos diez metros de la muralla del siglo XVII situada dentro del
perímetro conocido del baluarte de Santiago (Memoria de Menacho) y
aproximadamente un siglo más antiguo que el que hoy se ve; otro pedazo
de muro posterior de refuerzo donde se aprecia claramente el impacto de
una bola de cañón; y una antigua trinchera desde donde se defendían los
fusileros que tiene un metro de profundidad y de la que todavía se está
excavando su trazado.
Todos estos hallazgos datan del siglo XVII y que salieran a la luz era previsible por los estudios que ya existen del pasado bélico de la ciudad. Ahora los estudiosos podrán añadir detalles a lo que fue la toma de Badajoz por parte de los franceses, pues justo ahí está situada la brecha del asalto definitivo a Badajoz. El 4 de marzo moriría en ese lugar el general Menacho y una semana después sus soldados se rindieron, dejando Badajoz en manos francesas hasta que el 7 de abril de 1812 los ingleses al mando del duque de Wellington y sus aliados hispano-portugueses liberaron la ciudad de los franceses, lo que otorga a este baluarte una de las páginas de la Guerra de la Independencia.
Trazado conocido
Según la descripción de lo hallado hasta el momento por parte del director de la excavación, Ildefonso Ramírez, el muro principal tiene unos seis metros de alto, está hecho de mampostería y apenas tiene cimentación, por eso una parte se cayó durante el siglo XVII en el fragor de la batalla. Otro trozo se conserva protegido en el interior del aparcamiento, pero ahora, observando la base, se aprecia perfectamente que se derrumbó hacia fuera.
«Este trazado lo conocíamos porque ya excavamos en su vértice y en la poterna, que es adonde va a parar el otro extremo. El muro se derrumbó porque allí iban a parar la mayor parte de los tiros de la baterías enemigas».
Por la historia conocida de lo que pasó en este lugar se sabe que estas murallas eran muy castigadas por los ejércitos enemigos. El muro recién encontrado quizás no fuera todo lo robusto que pretendían quienes guardaban la ciudad de los asedios. Además, se producían avances en armamento posteriores a la construcción de estos baluartes defensivos y la parábola de los nuevos proyectiles hizo necesario el levantamiento de un segundo muro hacia dentro, del cual ha salido ahora a la luz una parte. Se sabe que son del siglo XVII por los restos de cerámica. «Seguramente lo pusieron en pie entre los ingenieros y los propios zapadores del ejército, una tarea en la que empleaban un sólo día para seguir la batalla, por eso parte está derrumbado».
Todos estos hallazgos datan del siglo XVII y que salieran a la luz era previsible por los estudios que ya existen del pasado bélico de la ciudad. Ahora los estudiosos podrán añadir detalles a lo que fue la toma de Badajoz por parte de los franceses, pues justo ahí está situada la brecha del asalto definitivo a Badajoz. El 4 de marzo moriría en ese lugar el general Menacho y una semana después sus soldados se rindieron, dejando Badajoz en manos francesas hasta que el 7 de abril de 1812 los ingleses al mando del duque de Wellington y sus aliados hispano-portugueses liberaron la ciudad de los franceses, lo que otorga a este baluarte una de las páginas de la Guerra de la Independencia.
Trazado conocido
Según la descripción de lo hallado hasta el momento por parte del director de la excavación, Ildefonso Ramírez, el muro principal tiene unos seis metros de alto, está hecho de mampostería y apenas tiene cimentación, por eso una parte se cayó durante el siglo XVII en el fragor de la batalla. Otro trozo se conserva protegido en el interior del aparcamiento, pero ahora, observando la base, se aprecia perfectamente que se derrumbó hacia fuera.
«Este trazado lo conocíamos porque ya excavamos en su vértice y en la poterna, que es adonde va a parar el otro extremo. El muro se derrumbó porque allí iban a parar la mayor parte de los tiros de la baterías enemigas».
Por la historia conocida de lo que pasó en este lugar se sabe que estas murallas eran muy castigadas por los ejércitos enemigos. El muro recién encontrado quizás no fuera todo lo robusto que pretendían quienes guardaban la ciudad de los asedios. Además, se producían avances en armamento posteriores a la construcción de estos baluartes defensivos y la parábola de los nuevos proyectiles hizo necesario el levantamiento de un segundo muro hacia dentro, del cual ha salido ahora a la luz una parte. Se sabe que son del siglo XVII por los restos de cerámica. «Seguramente lo pusieron en pie entre los ingenieros y los propios zapadores del ejército, una tarea en la que empleaban un sólo día para seguir la batalla, por eso parte está derrumbado».
