LA PORTELLA - El mal estado de la cubierta de la iglesia de la Portella pone en peligro su estructura
La Portella - Marta Cortina
2007-03-07
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El Ayuntamiento de la Portella ha
pedido sendas subvenciones al Institut d’Estudis Ilerdencs (IEI) y a la
Diputación de Lleida para renovar la cubierta de la iglesia de Sant
Pere Màrtir. Debido a su mal estado, en el interior del templo han
aparecido importantes grietas y filtraciones de agua que están poniendo
en peligro su estructura.
En las paredes y el techo del templo pueden observarse importantes fisuras de varios centímetros de largo que tienen origen en las esquinas. También son visibles las que discurren de punta a punta de las bóvedas, así como los desprendimientos de pintura a causa de la humedad.
“Ante esta situación, desde el Ayuntamiento creímos conveniente ponernos en contacto con el Bisbat d’Urgell, al que pertenece la Portella, para encontrar una solución e intentar salvaguardar el edificio”, comenta el alcalde de la localidad, Jaume Casamajó. “A partir de aquí, el principal obstáculo fue la financiación, ya que las arcas de un pueblo pequeño no permiten hacer frente a este tipo de imprevistos”, dice, “con lo cual la única salida fue recorrer a las subvenciones”.
El templo, de estilo gótico y ubicado en el núcleo antiguo de la población, sufrió importantes transformaciones a lo largo del siglo XVI, por lo que se pueden encontrar piezas arquitectónicas de distintas épocas. Entre los restos de la estructura original que aún se conservan destaca el ojo de buey gótico y el portal plateresco de la fachada.
En las paredes y el techo del templo pueden observarse importantes fisuras de varios centímetros de largo que tienen origen en las esquinas. También son visibles las que discurren de punta a punta de las bóvedas, así como los desprendimientos de pintura a causa de la humedad.
“Ante esta situación, desde el Ayuntamiento creímos conveniente ponernos en contacto con el Bisbat d’Urgell, al que pertenece la Portella, para encontrar una solución e intentar salvaguardar el edificio”, comenta el alcalde de la localidad, Jaume Casamajó. “A partir de aquí, el principal obstáculo fue la financiación, ya que las arcas de un pueblo pequeño no permiten hacer frente a este tipo de imprevistos”, dice, “con lo cual la única salida fue recorrer a las subvenciones”.
El templo, de estilo gótico y ubicado en el núcleo antiguo de la población, sufrió importantes transformaciones a lo largo del siglo XVI, por lo que se pueden encontrar piezas arquitectónicas de distintas épocas. Entre los restos de la estructura original que aún se conservan destaca el ojo de buey gótico y el portal plateresco de la fachada.
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Las últimas actuaciones realizadas en la iglesia datan del final de la
Guerra Civil española, puesto que el conjunto sufrió importantes
desperfectos durante el conflicto. A raíz de esto, se reconstruyó buena
parte del edificio, menos la fachada principal, que quedó prácticamente
intacta.
Desde entonces son contadas las intervenciones que se han realizado en el templo, lo que provoca que hoy “el proceso de deterioro sea preocupante”, afirma el alcalde.
Con el fin de remediarlo, y por encargo del Bisbat d’Urgell, se redactó una memoria describiendo el estado actual del templo para solicitar una ayuda al Institut d’Estudis Ilerdencs dentro del Plan de inversiones para los entes locales de este año. El importe total demandado es de 110.222,63 euros para reformar la cubierta de la iglesia. Paralelamente, Casamajó indicó que también se acogerán a la ayudas que otorga la Diputación para este tipo de proyectos.
“Esto es sólo una primera fase, que nos permitirá estabilizar y proteger el conjunto”, explicó Casamajó. Para más adelante, considera que se debería reforzar los muros y proceder a la restauración del interior del templo.
Según indica el informe que ha encargado el Bisbat d’Urgell, además de reformar la cubierta, es preciso realizar una atadura perimetral, a base de hormigón armado, para evitar los empujones de la cubierta y las bóvedas sobre las paredes laterales. Con esta actuación se pretende consolidar los muros en los puntos de encuentro con el tejado.
A pesar de la aparatosidad de la obra, ya que supondrá el desmonte del actual tejado, el obispado estima que en dos meses estará acabada. No obstante, este período se podría dilatar, puesto que hasta que no se haya abierto la cubierta no se podrá determinar el estado de las bigas y tomar una decisión al respecto.
Por su parte, Casamajó dejó en el aire la posibilidad de interrumpir momentáneamente el culto mientras duren las obras. Aunque no descartó este punto, aseguró que “dependerá del grado de afectación de las obras al interior del templo”. En la actualidad, se celebra misa los sábados por la tarde y los domingos por la mañana, así como los días festivos y las vigilias.
Respecto al inicio de las obras, Casamajó no avanzó una fecha concreta pero aseguró que se licitarán tan buen punto como se aprueben las ayudas, al ser consideradas “de urgencia”.
Desde entonces son contadas las intervenciones que se han realizado en el templo, lo que provoca que hoy “el proceso de deterioro sea preocupante”, afirma el alcalde.
Con el fin de remediarlo, y por encargo del Bisbat d’Urgell, se redactó una memoria describiendo el estado actual del templo para solicitar una ayuda al Institut d’Estudis Ilerdencs dentro del Plan de inversiones para los entes locales de este año. El importe total demandado es de 110.222,63 euros para reformar la cubierta de la iglesia. Paralelamente, Casamajó indicó que también se acogerán a la ayudas que otorga la Diputación para este tipo de proyectos.
“Esto es sólo una primera fase, que nos permitirá estabilizar y proteger el conjunto”, explicó Casamajó. Para más adelante, considera que se debería reforzar los muros y proceder a la restauración del interior del templo.
Según indica el informe que ha encargado el Bisbat d’Urgell, además de reformar la cubierta, es preciso realizar una atadura perimetral, a base de hormigón armado, para evitar los empujones de la cubierta y las bóvedas sobre las paredes laterales. Con esta actuación se pretende consolidar los muros en los puntos de encuentro con el tejado.
A pesar de la aparatosidad de la obra, ya que supondrá el desmonte del actual tejado, el obispado estima que en dos meses estará acabada. No obstante, este período se podría dilatar, puesto que hasta que no se haya abierto la cubierta no se podrá determinar el estado de las bigas y tomar una decisión al respecto.
Por su parte, Casamajó dejó en el aire la posibilidad de interrumpir momentáneamente el culto mientras duren las obras. Aunque no descartó este punto, aseguró que “dependerá del grado de afectación de las obras al interior del templo”. En la actualidad, se celebra misa los sábados por la tarde y los domingos por la mañana, así como los días festivos y las vigilias.
Respecto al inicio de las obras, Casamajó no avanzó una fecha concreta pero aseguró que se licitarán tan buen punto como se aprueben las ayudas, al ser consideradas “de urgencia”.
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