La buena enseñanza: tema a conseguir

Escrito por picrespo | 8 Dic, 2008

He leído este breve artículo y me parece muy razonable.

La Ley de Educación de Cataluña y la enseñanza diferenciada

Con el afán igualitarista de las últimas leyes de educación lo que se ha conseguido es igualar a todos por abajo, contribuyendo al fracaso escolar

El proyecto de la Ley de Educación de Cataluña, que ahora empieza su trámite parlamentario condiciona los conciertos educativos a que los centros impartan educación mixta. Por tanto se negará el concierto a los centros que hagan educación diferenciada; al menos a los de nueva creación.  Pero, independientemente de que puedan concertar o no, el problema que se plantea es el de la bondad de este modelo educativo, y el del no reconocimiento del derecho de los padres a escoger la educación de sus hijos que tal medida supondría. 

Muchos de los que ya somos mayores estudiamos en colegios sólo de chicos o sólo de chicas, que eran los únicos que existían entonces. No conozco a nadie de los que seguimos este tipo de educación que se haya sentido frustrado por ello.

Ni creo que este tipo de enseñanza repercutiera negativamente en nuestra formación, en nuestra maduración personal, ni en el conocimiento y respeto por el otro sexo. Igualmente se puede decir de los que han estudiado en centros de enseñanza diferenciada en años posteriores, cuando ya estaba generalizada la coeducación. Pedagógicamente, la educación diferenciada está avalada por los rendimientos académicos de los alumnos que lo siguen, tanto en España como en el extranjero, dónde cada vez son más los centros, incluso públicos, que la eligen.

Y si socialmente no fuera adecuado no se entendería qué la mayoría de los padres que han seguido este sistema lo quieran también para sus hijos. Señal evidente de que están contentos con la educación que recibieron.  No quiero con esto decir que sea mejor la educación diferenciada que la mixta, pero tampoco se entiende que algunos hagan un dogma de la coeducación.

¿Por que no pueden coexistir los dos sistemas y que cada familia pueda escoger la que más le guste?

¿Es que se tiene miedo al pluralismo y a la libertad de elección? Porque son los padres, y no la administración por muy democráticamente elegida que esté, los que ostentan el derecho a escoger la educación de sus hijos.

 Lo reconoce la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la cual, en su artículo 26 epígrafe 3º, afirma:

“Los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que deberá darse a sus hijos”.  

Pero, para que esta libertad sea real y operativa, es necesario que la elección pueda hacerse en igualdad de condiciones económicas. Lo dice así una Resolución del Parlamento Europeo de 18 de marzo de 1984:

El derecho a la libertad de enseñanza implica la obligación de los estados miembros a hacer posible el ejercicio práctico de este derecho, incluido en el aspecto económico, y de conceder a los centros las subvenciones públicas en condiciones idénticas a las que disfrutan los correspondientes centros públicos” (Principio 9). 

Los colegios de niños y de niñas que actualmente están haciendo enseñanza diferenciada no son ni pretenden ser centros elitistas.

 Gracias a los conciertos han podido y pueden estudiar en los mismos muchos alumnos de familias pobres; lo demuestra también el que, según su ubicación, en algunos de ellos hay un porcentaje bastante elevado de inmigrantes; incluso más que en algunos centros públicos del centro de las ciudades.

Si no les permitieran concertar, en la práctica, supondría obligarles a convertirse en centros elitistas; y muchas familias con pocos recursos no podrían optar por el tipo de educación que quieren para sus hijos.  

El tener un proyecto educativo con enseñanza diferenciada es un derecho que reconoce la Constitución a los centros; pero además también posibilita el derecho de los padres a escoger este sistema pedagógico.

Por lo tanto, la administración conculcaría este derecho de los padres, al negarlos la ayuda económica.

Y es una injusticia que si una familia desea la enseñanza diferenciada deba pagar dos veces la educación de sus hijos: una a través de los impuestos y otra por las cuotas que habrán de satisfacer al centro.

Si no conciertan los centros que tienen o quieran tener la enseñanza diferenciada, a quien realmente se está discriminando es a las familias con pocos recursos que prefieren este tipo de educación para sus hijos.

¿Por qué la enseñanza diferenciada ha de estar sólo al alcance de los ricos? Cosa distinta sería si este tipo de enseñanza fuera discriminatoria o fuera en contra de la Constitución; pero no es así.

La Convención de la UNESCO sobre la discriminación en la enseñanza, ratificada por España, en su artículo 2º afirma que “las situaciones siguientes no serán consideradas como constitutivas de discriminación:

a) La creación o el mantenimiento de sistemas o centros de enseñanza separada para alumnos de sexo masculino y para alumnas del sexo femenino, siempre que estos sistemas o centros ofrezcan facilidades equivalentes de acceso a la enseñanza”.

Y en la Constitución no hay ningún artículo que estipule que en nuestro país la coeducación haya de ser el único sistema de enseñanza válida.

Hasta ahora, con el afán igualitarista de las últimas leyes de educación lo que se ha conseguido es igualar a todos por abajo, contribuyendo al fracaso escolar.

Estoy convencido de que el pluralismo y la libertad real de elección por parte de las familias entre diferentes proyectos educativos, en igualdad de condiciones económicas, puede suponer un bien para el país, al propiciar una sana competencia y un estímulo para la excelencia académica.


 
Freddy G. Bru 

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