Una gota en el mar. Por Pilar Crespo Álvarez

De puta madre

“De puta madre” así se expresan habitualmente algunos personajes para indicar que algo les ha agradado. Me fijo en las palabras una a una y dudo que a la madre, de quien pronuncia dichas palabras, le agrade que la califiquen con ese adjetivo. De una buena madre pienso todo lo opuesto: que es exclusiva, que es amor, que proporciona paz y alegría pero no placeres pasajeros de puta.

¿Por qué consentimos esa pobreza de lenguaje? Parece un empobrecimiento de la lengua, que puede perdonarse en algunos adolescentes deseosos de llamar la atención, pero que resulta abusivo, poco amable y nada emocionante cuando proviene de personas más cultas. Además de poco clarificante. Un taco es un desahogo y tiene un momento, un lugar y quizá incluso es necesario para reducir tensiones o emociones. Pero no lo concibo en un artículo, entre personas más cultas o como sílabas repetitivas en una conversación en la que sería más significativo otro epíteto como maravilloso, emocionante, exquisito, alucinante, delicioso, magnífico, formidable, espléndido, admirable, asombroso, prodigioso, genial, excelente, gozoso o en dos palabras: im-presionante.