Un sábado (30 de agosto) recibo una llamada de Joan. Primero pidió por mi padre, pero él no estaba. Así que Joan cambió el tono de voz y me ofreció una propuesta que a pesar que al principio me sorprendió, podía ser muy sugerente: Narrar mi experiencia de una semana de silencio en Taizé. En ese momento no supe qué decir; empezaron a pasar por mi cabeza “flashes” de las breves conversaciones con el hermano Pere, momentos de las plegárias, gente con quien havia convivido esa semana,… ¿Qué tenía que contar yo si aún no me sentía capaz de asimilar del todo esa experiencia? Aún muchos recuerdos de esos días me tenían colapsado.
Como le dije a Joan no soy ni siquiera un buen ejemplo para explicar eso de la semana de silencio en Taizé. Fueron varios los momentos de debilidad (sobretodo antes del miércoles de esa semana de silencio) en que no podía quitarme de la cabeza el abandonar, a pesar que Pere me aconsejaba mantenerme en eso “a ver qué pasaba” (me decía él siempre).
Al principio pasaba muchas horas en la habitación pensando y pensando… Hasta que a media semana (creo recordar que el miercoles a las 17:15) decidí hacer la prueba: ir a buscar la merienda y a la vez comprobar si realmente quería estar en medio del gentío, como había hecho en las 3 anteriores estancias anteriores en Taizé. Pero por primera vez cuando ya estaba en la cola de la comida, me pareció como si el ruido no parara: gente gritando (allí también cuesta hacer que la gente se preste voluntaria por repartir la comida), cantando (parece que la “Zombie” de The Cranberries no se la sacarán nunca del repertorio),… empezaba a ponerme nervioso. Acto seguido cuando ya había conseguido la merienda, me dirigí a la zona de barracones para ver lo que me hubiera tocado vivir si abandonaba la semana de silencio. Lo que vi y escuché acabó dejándome más claro lo que había sentido en el momento de la merienda.
Al final aguanté en la semana de silencio e incluso me faltó tiempo, hubiera querido llegar hasta el bosque o pasar más horas al lago. Andar y andar, apartarse de todo y quedarse uno solo, pisar la hierba descalzo, estar bajo un árbol leyendo cualquiera de los libros que me había traído de casa o releer lo que nos habían explicado en la introducción “bíblica” de la mañana. Son tantas las cosas que decides hacer cuando solo estás tú sólo… Incluso encuentras innecesario poner música (la naturaleza ya te da los sonidos más adecuados), te importa poco la caravana de coches que ves pasar por la carretera (la gente de dentro los coches angustiada por el reducido espacio interior de los vehículos), no tienes que estar pendiente de ningún teléfono móvil ni contestar ningún correo electrónico (porqué, si no estarás en casa hasta que pase la semana),… Incluso hubo un día que sin darme cuenta estuve sentado varias horas en un tronco putrefacto, pero ni siquiera me di cuenta de malos olores o nada desagradable. Eras consciente de que estabas allí, pero a la vez desconectabas del mundo.
Es difícil hablar sobre lo que has pensado durante aquellos días, mucha gente que estaba conmigo haciendo la semana de silencio se pasaba absolutamente todo el día apuntando cosas en sus libretas. Yo me limitaba solo a recopilar ideas que no sabía muy bien si en algún momento acabaría afrontando.
Podía haber llegado a pensar que me volvería loco (no estaba para nada acostumbrado a tanto silencio). De hecho, yo que nunca he estado muy convencido de todo el tema de las “creencias ciegas” (suelo cuestionarme muchas cosas), me disponía irreflexivamente a quedarme una semana “solo” y en silencio, buscando vete a saber qué. Pero el error seria decir si fue “bien” o si fue “mal”, un debe quedarse en que ha sido capaz de hacerlo y ya está.
¿La fórmula por sobrevivir? Aprovechar el tiempo y estar haciendo siempre algo. Por estar haciendo algo, se puede interpretar como ejemplo sentarse bajo un árbol y fijarse con todo el que va pasando a tu alrededor: como se van moviendo las nubes, como las hormigas van haciendo colas y colas, como la gente llega y se va,… Y como finalmente y pese a la soledad sabes que verás gente conocida en la plegaria (aunque no hablarás con ella), que tendrás ese lugar común con el resto de gente.
Rodeado de católicos, protestantes, ortodoxos, te puedes sentir a Taizé como alguien que tiene la eterna necesidad de mostrarse firme y capaz de discernir lo que verdaderamente “se traga” o lo que pondrías al cajón de lo pendiente o descartado. Y ves que tampoco te sale mal, hay más gente que duda allí. Y en el fondo acabas encontrando siempre algo nuevo que hace que sigas teniendo aquel lugar como un buen sitio dónde estar.
Està molt bé el teu article. Realment és admirable l’esforç que vas fer a Taizé, no gaires persones serien tan fortes com tu -jo no podria-. Et felicito doblement, per la teva voluntat i perquè està molt ben escrita la crònica. A vegades cal un moment de solitud i reflexionar sobre tot plegat.
Des que vaig llegir el títol de l’entrada que em reservava una estona de calma per llegir aquest article. L’estada de silenci que vares fer em té molt intrigat, deu ser una experiència d’aquelles que només saps que representa si la vius.
Tota una setmana sense feina, sense ordinador, sense correu, sense presses… no sé si sabria sobreviure. Fa mesos que procuro omplir tots els silencis d’alguna cosa i em pregunto si això és degut a que he agafat pànic al silenci… això em preocupa.
Una estada així ara mateix em queda lluny com una utopia, però llegint la teva experiència m’ho apunto com a possible destinació.
Un bon article. Salut Aniol ;)
P.D.: Ara omplia el silenci amb last night de Moby. La nit millora aquesta cançó, i el disc en general esta força bé.
:)
@esther: Millor no parlo de la meva fortalesa…
Sí, a vegades cal estar sol perquè un pugui descansar de segons què.
@Wostin: Tota la raó, només els que l’han viscut saben de què va. Com ja dic, jo tampoc estava gaire acostumar a tant de silenci, però mira, tot és posar-hi voluntat i voler provar-ho.
P.D: Tinc alguns àlbums força interessants recopilats al perfil de Jamendo.
@[xdut]: :(
recordo l’entrada que vas fer sobre això…em va deixar molt frapada, no sé jo si seria capaç de fer una setmana “contemplativa” així….
per cert, tio, actualitzes menys que jo , i ja és dir ehhh???
@eva: Tot és proposar-ho.
Buff… No sé quantes setmanes dec portar sense actualitzar regularment… Espero que a partir del quadrimestre que ve pugui començar ja a tenir temps lliure i poder publicar alguna cosa.
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