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¡¡Estudiante, pon un tenzing en tu vida!!

¿Ha pensado alguna vez el lector en que a lo largo de nuestra vida tenemos al lado a una o más personas en las que nos apoyamos, a quienes confiamos nuestras desdichas y nuestros pequeños triunfos?

En el artículo de Josep Maria Espinàs Gracias a nuestros 'tenzings' este concepto se explica muy bien. Aquí aparecen Tenzing Norgay y Edmund Hillary, los primeros humanos en llegar a la cumbre del Everest (Chomolungma, la madre del mundo):

http://snowedin.net/blog      http://www.cureblindness.org/who/hillary.html

Al leerlo volví a pensar en un concepto similar, del que supe por primera vez por la profesora Lynne Schrum en mi universidad, la UOC, en 2004: el de la persona a la que el estudiante virtual se acerca en busca de apoyo o simplemente para que le escuche. Ella lo llamó «mentor». No se trata de un compañero de estudios (aunque podría serlo), ni de un profesor, sino de una persona cercana dispuesta a escuchar al estudiante, su penas académicas, sus pequeños triunfos, una persona que se interesa de vez en cuando por cómo van las cosas, que puede aconsejar incluso, aunque no conozca los contenidos ni sea estudiante.

No estoy muy convencido con el término «mentor», que refiere a una persona, en el ámbito laboral, con un puesto más prominente y que establece una relación de apoyo para que el bisoño se adapte y prospere, aunque sí me gusta mucho el concepto. Los profesores sabemos que los estudiantes necesitan, en un momento dado, alguien que les escuche y esté a su lado, y mucho más aún los estudiantes virtuales, generalmente con muchas obligaciones, que pueden necesitar un hombro amigo, unos oídos dispuestos, alguien a quien contarle cómo van las cosas y qué pretende uno conseguir.

La dificultad no consiste, seguramente, en el concepto, sino en el término, de forma que podamos recomendar a nuestros estudiantes que disponer de una persona así probablemente puede ayudarles en su desempeño y en su aprendizaje. ¿Podemos llamarlo un acompañante, un consejero, un aliado, un hombro amigo, un tenzing quizá?

Edmund Hillary alcanzó la cumbre del monte Everest con el concurso y la ayuda de Tenzing Norgay. Como él en esa gesta, todos tenemos algún tenzing en las hazañas de nuestra vida, que interviene directa o indirectamente en nuestros éxitos y nuestros sinsabores. Al crecer tenemos nuestros tenzings en los padres, abuelos, familiares, amigos. Y con el tiempo nos convertimos en tenzings para otros, escuchamos a otros, los animamos a seguir, los apoyamos. Y así sigue la Humanidad adelante, con más gente ayudándose que compitiendo entre sí.

Un saludo cordial,

Federico Borges Sáiz.

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