11 Sep, 2010
El Sabinoso y las vacas locas
Justo ahora que andamos preocupados con la muerte de los toros me acuerdo de lo que fue la epidemia de la encefalopatía espongiforme bovina, mejor conocida como la enfermedad de las vacas locas y lo que representó para la cabaña bovina británica en 1995. Al Sabinoso le dedicamos un articulillo cuando todavía no estaba claro si aquello era un episodio o el principio del fin del mundo para los comedores de carne de vaca, toro, ternera o buey.
Afortunadamente la cosa se quedó en un susto y unas cuantas pocas víctimas de la enfermedad de Creutfeld-Jakobs mezcladas con otras que realmente se contaminaron de la carne de vaca y, poco a poco, la amenaza se ha ido perdiendo en el horizonte de la memoria. Con las vacas británicas lo que ocurrió fue, literalmente, una hecatombe: la cuarta acepción del DRAE dice f. Sacrificio solemne en que es grande el número de víctimas. Solemne o no, lo cierto es que se sacrificaron cientos de miles de bóvidos y, desde entonces, algunas delicias como el morro de vaca, las carrilleras o las mollejas han dejado de existir en el mercado de la sabrosa casquería.
Ahí queda el artículo:
