Valencia

Publicat per pph | 9 Mai, 2010

Este fin de semana ha sido muy especial.

He vuelto a Valencia pero, yo diría que por primera vez, he dormido en un Hotel. Había  boda familiar y preferíamos no incordiar a ninguno de los cuatro herman@s que me quedan. Al no estar acompañados continuamente, hemos tenido otra perspectiva Mara y yo. Hemos visto la ciudad de mi infancia con ojos de turista.

El sabado por la noche decidimos acudir a la plaza de la Virgen para ver y vivir el ambiente de una noche mágica, la víspera del día de la Mare de Deu dels Desamparats, patrona de mi tierra.

Con una temperatura mejor que la habitual en Fallas, discurrían riadas de personas entre la plaza de la Reina y la de la Virgen, en las calles adyacentes, en la Alameda y el río. Con ropa ligera, tomando helados "al corte" y bebiendo horchata con fartons en las terrazas, se iban acumulando alrededor de una banda/orquesta que sonaba en toda la plaza, gentes de cien mil raleas como decía el poeta. La pareja, la familia, el grupo, el extranjero despistado, el inmigrante integrado, los jóvenes energéticos, el carterista vigilando al policía y viceversa, mayores sin prisa, amantes de la mano, vendedores de sueños, proveedores de suvenirs...

A las doce terminó la orquesta con un emocionante himno valenciano que me quitó treinta años y un sorprendente himno español pitado y aplaudido. Más lo segundo que lo primero.

Una silenciosa estampida nos llevo a la pasarela sobre el río, donde pudimos ver un tremendísimo castillo de fuegos artificiales como sólo los valencianos saben hacer. Luz, sonido, color, cadencia de explosiones impactantes. 

De vuelta a la plaza recibimos a las primeras de numerosas escuelas de baile y colectivos de danza de Valencia y alrrededores que elaboran "les dançaes¨ bajo la mirada de un increíble tapiz de flores.

Mas tarde la misa descoberta i la de infants preludiarán el traslado de la Virgen ya al día siguiente, pero Mara y yo, rendidos de vuelta al Hotel no lo veremos.