Navarra

Publicat per pph | 22 Ago, 2007
Me gusta sentarme al atardecer mirando el tibio sol entre las montañas, en estos días del Agosto refrescante de la Navarra septentrional. A estas horas estamos casi solos mi libro y yo, a veces una tónica. Cuando se va ocultando dejo la lectura para mirar a lo lejos un sol rojizo y muy suave que me hace olvidar todo. Si te has sumergido dos meses en expedientes sin fin, intentando dar sentido a un futuro administrativo y político diferente, la paz es el olvido. No llevar reloj. Que la rutina sea desayuno comida y cena, en tres platos cada vez, y digerirlo paseando con tu chica por un sendero antes línea férrea.Hay tiempo también para moverse. Reír en bicicleta de alquiler más de 20 kilómetros la mitad de los cuales ella te lleva y la otra mitad tú la ayudas a subir esa cuesta insospechada. Recorrer otra vez  la ruta al nacedero del arroyo intermitente, por caminos de solana y por prados cien veces en mis fotos.Lo mejor sin embargo es reencontrase con los tuyos. Hablar hasta las tantas de la mano agotando un vegafina. Jugar una partida de canasta aunque no ganes. Apurar un chartreuse verde de Tarragona por hacer patria, con mucho hielo para no deshacer vísceras...El año que viene vuelvo.