Aquest article és inèdit en castellà, idioma en el qual el vaig escriure a fi que es traduís al portugués. Es va publicar l'any 2004 al número 5 de la revista A Comuna, que editat la UDP (Uniâo Democrática Popular), un partit marxista que dóna suport al Bloco de Esquerda portugués.
El perfil de un político de derechas.
José María Aznar López (Madrid, 1953) ha sido presidente del gobierno español entre los años 1996 y 2004 al frente de los gobiernos formados por el Partido Popular en dos legislaturas sucesivas. Puso fin a los gobiernos del PSOE, en el poder desde 1982, y bajo su dirección la derecha española recuperaba el gobierno. Nació en el seno de una acomodada familia. Se licenció en derecho y obtuvo una plaza de inspector de finanzas del Estado. En 1979 se afilió a Alianza Popular, un partido derechista fundado por antiguos ministros de la dictadura, liderados por Manuel Fraga Iribarne. La carrera política de Aznar ha se ha basado en un ascenso paulatino hacia puestos de mayor responsabilidad. En el seno del partido desempeñó el cargo de presidente provincial de Logroño (1979-1982), el de secretario General de Alianza Popular (1982-1987. Fue elegido vicepresidente de la reformada Alianza Popular, que cambió su nombre por el de Partido Popular (PP). El X Congreso Nacional le nombró presidente, a instancias del fundador del partido, Manuel Fraga Iribarne, que actuó como su mentor. Obtuvo su primera acta de diputado por la provincia de Ávila en 1982 y la renovó en 1986. En 1987 fue elegido presidente de la Junta de Gobierno de la comunidad autónoma de Castilla y León, que desempeñó hasta 1989. En el congreso del PP celebrado este año le nombró responsable de la campaña electoral y candidato a la presidencia del Gobierno español, cargo que obtuvo en las elecciones del año 1996, en que el PP se alzó con la victoria en las elecciones legislativas, al obtener 158 diputados, una mayoría simple. Aznar jamás ha denunciado el régimen del general Franco, en el que su abuelo y su padre jugaron papeles destacados. En 1978 se mostró contrario a la Constitución española que estableció el nuevo régimen democrático, y denunció a las nuevas autoridades municipales democráticas de Gernika, la población inmortalizada por Picasso en un cuadro que rememoraba su destrucción por la Luftwaffe de Hitler, por cambiar el nombre de la Plaza del Generalísimo Franco por el de Plaza de la Libertad. Sin embargo, su elección como presidente del PP coincidió con un giro en el partido, que abandonó su discurso ideologizado por la construcción de un proyecto, calificado de centrista por el propio Aznar, que cohesionó a los sectores derechistas, democristianos y liberales en torno a un programa común, que abandonaba sus antecedentes franquistas y autoritarios para dar paso a una formación política inspirada en un centro-derecha pragmático al estilo de los partidos similares del entorno europeo. Esta operación se saldó con un progresivo avance electoral, obtenido a costa del Centro Democrático y Social -que encabezaba el ex presidente Adolfo Suárez- desplazado como receptor del voto moderado. El grave deterioro sufrido por el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en la última legislatura en que gobernó Felipe González favoreció las aspiraciones de Aznar. Insistió obstinadamente en equiparar al PSOE con el paro, el despilfarro y la corrupción, sin encontrar una respuesta eficaz de sus contrincantes. Sin duda era un discurso simplificador, pero electoralmente muy rentable. El 4 de mayo de 1996 era investido presidente de gobierno. Para ello contó con el apoyo de los nacionalistas vascos del Partido Nacionalista Vasco (PNV), de los catalanes de Convergencia i Unió (CiU) y de una coalición de composición muy diversa procedente de la islas Canarias, la Coalición Canaria.
El primer mandato: acuerdos y diálogo.
La acción de su primer gobierno estuvo orientada al recorte del déficit público y la inflación. Quiso estimular la actividad económica generadora de empleo introduciendo reformas estructurales de desregulación laboral, la privatización general de las empresas públicas y medidas de liberalización monetaria. Sin duda había heredado una buena situación económica, producto de las decisiones adoptadas por el gobierno socialista, que mejoraron sustancialmente las cifras macroeconómicas. Los criterios neoliberales aplicados, junto a los resultados de una política de crecimiento y saneamiento financiero se reflejaron en unos niveles de crecimiento superiores al 3% de PIB, lo que se tradujo en un aumento de las rentas familiares, situación que desactivó muchos conflictos sociales. Se alcanzó un alto nivel de diálogo con los sindicatos, que permitió dar satisfacción a las demandas inmediatas a costa de posponer reivindicaciones de más calado, como la jornada de 35 horas semanales, o hacer frente a la elevada tasa de paro y los efectos de la precarización del empleo.Por otra parte, la creciente inmigración de personas extranjeras en busca de trabajo, muchos de ellos en situación de clandestinidad, contó con una respuesta basada en el endurecimiento de la Ley de Extranjería, que se reformó para agilizar los mecanismos de expulsión inmediata, impedir los derechos de asociación, manifestación y sindicación a los inmigrantes ilegales, junto a medidas de endurecimiento de las condiciones para obtener el permiso de trabajo y regularizar la situación. Con ello se produjo una bolsa de mano de obra barata que ayuda a financiar el crecimiento de determinados sectores económicos. En política internacional Aznar introdujo cambios que, en principio fueron poco perceptibles. Decidió el ingreso de España en la estructura militar integrada de la OTAN, que se acompañó de la reasignación de tareas y la profesionalización de las Fuerzas Armadas españolas, que en el año 2001 dejaron de nutrirse de reclutas obligatorias, medida bien acogida por la opinión pública. Endureció la postura española respecto a Cuba, en una primera muestra de su postura favorable a los intereses de Estados Unidos, aunque se manifestó contrario a la ley Helms-Burton que sanciona las inversiones de terceros países en Cuba.En 1998 Aznar inició una serie de enfrentamientos con Alemania, en primer lugar y después con Francia también, en el seno de la Unión Europea que tuvo varios episodios: la negociación de los presupuestos comunitarios para el sexenio 2000-2006; el Consejo Europeo de Berlín, de marzo de 1999, que se saldó con un confuso acuerdo sobre el Fondo de Cohesión; el Consejo Europeo de Niza, de diciembre de 2000, en el cual consolidó a España como quinto país “grande”, posición compartida con Polonia cuando ingrese en la Unión Europea, aumentando sustancialmente sus votos en el Consejo y perdiendo, a cambio, un comisario europeo. La política hacia la Unión europea se ha caracterizado por su escaso interés en torno a las cuestiones que forman el primer pilar de la Unión, es decir la cohesión social, el mercado interior y la política regional. En cambio, su atención se dirige manifiestamente a reforzar la cooperación en asuntos de justicia e interior, especialmente en la entrega de delincuentes con motivaciones políticas para su procesamiento en los países interesados, el llamado tercer pilar de la Unión.
La mayoría absoluta: intransigencia.
José María Aznar obtuvo en las elecciones generales que se celebraron en el año 2000 la mayoría absoluta de diputados en el Congreso para su partido, el PP. El control absoluto de las cámaras le animó, a él y a su grupo, a actuar imponiendo su programa de gobierno sin cortapisas. No se admitían discrepancias ni fisuras en el seno de PP, y no se tenia ninguna voluntad de atender las argumentaciones del resto de grupos parlamentarios, lo que se tradujo en una espiral de enfrentamientos y falta de diálogo con las restantes fuerzas políticas y sociales. Examinemos algunas de las actuaciones que han generado mas controversia.Una de sus principales líneas de actuación política ha sido la lucha antiterrorista, en la que ha obtenido notables éxitos, pero su gestión se ha visto envuelta en la polémica. El problema de la violencia en Euzkadi se arrastra desde hace más de tres décadas La opción de lucha armada efectuada por la organización ETA (Euzkadi Ta Askatasuna, Patria y Libertad) para obtener la independencia del País Vasco, le sitúan al margen de la ley y cuenta con el rechazo de la totalidad de fuerzas políticas, a excepción de la coalición Euskal Herritarrok (en la actualidad ilegalizada en otra controvertida iniciativa legislativa) que está en su entorno ideológico y en sus declaraciones públicas suele lamentar las víctimas pero no condena los atentados. Aznar ha mantenido una actitud firme que se basa en la defensa del principio de Estado de modo que no aparezca en pié de igualdad con ETA a la que le da un trato basado en considerarla como un problema de delincuencia masiva. Considera la lucha antiterrorista como un enfrentamiento entre el bien y el mal donde no queda otra opción que acatar sus planteamientos o estar con los terroristas. Esta maniquea interpretación tiene como finalidad extender la sospecha de connivencia con la violencia a cualquier persona o grupo que discrepe de la misma, y de manera especial al PNV, con el fin de apartarle del gobierno vasco. No sólo no lo consiguió sino este partido mejoró sus resultados electorales y radicalizó su propuesta política a corto plazo hacia mayores cotas de autogobierno basado en conseguir para Euzkadi el status de Estado Libre asociado a España. En el terreno social, el 17 de abril de 2002 dio por finalizado el idilio con los sindicatos. Ese día José Maria Aznar entregaba a los agentes sociales una propuesta de “Medidas Legales para la Reforma de la Protección por Desempleo y de la Ley Básica de Empleo” que se encontró con el rechazo inmediato de los dos sindicatos mayoritarios, CCOO y UGT. Ambas centrales mantuvieron diversas reuniones con miembros del gobierno par a conseguir que se retirara el citado proyecto sin resultado alguno, por lo que convocaron una huelga general para el día 20 de junio de 2002. La reacción de Aznar consistió en aplicar la reforma mediante un decreto que posteriormente deberían convalidar las Cortes. La huelga tuvo una amplio seguimiento. El gobierno, en sus comunicados a la opinión pública, negaba su incidencia, tal como denunciaba la resolución de la Comisión Ejecutiva Confederal de la UGT del día 25 de junio: “Los esfuerzos del Gobierno se han volcado desde virtualmente antes de comenzar la jornada del 20-J en crear una imagen artificial del fracaso de la huelga, sometiendo a la sociedad española, a través de Radiotelevisión Española, a un sistemático manejo informativo. El contraste entre unos y otros medios de comunicación es tan evidente que pone de manifiesto, sin lugar a dudas, esta actitud manipuladora.”El desgaste ocasionado por la huelga se saldó con una crisis de gobierno en la que cesaron seis ministros, se incorporaron cinco nuevos al Gabinete y tres cambiaron de cartera.Poco tiempo después, el 13 de noviembre del mismo año, llegaba la noticia de que el “Prestige” un petrolero cargado con cerca de 80.000 toneladas de fuel estaba escorado y corría riesgo de hundirse a 27 millas al oeste de Fisterra (A Corunha). Empezó a verter fuel al mar, y los técnicos advirtieron que corría el peligro de partirse en dos. El gobierno de Aznar reaccionó de la peor manera posible, ordenando alejar el buque de la costa, lo que ocasionó incidentes diplomáticos con Portugal y Francia, que seguían con preocupación la ruta del barco. El gobierno argumentaba que en caso de hundimiento el fuel se solidificaría y no se producirían vertidos contaminantes. Por el contrario, como consecuencia del naufragio, 2.980 Km. de costa quedaron afectados por la marea negra que ocasionó, con daños de gran importancia en el medio natural, en la fauna y la flora marina. La actitud de José Maria Aznar fue de manifiesta indiferencia ante una catástrofe esta magnitud.Aznar mostró un claro menosprecio por la opinión pública al prestar su apoyo incondicional al presidente George Bush en su decisión de atacar a Irak. Aznar secundó la invasión de Irak a pesar de tener en contra a todos le demás partidos políticos y la inmensa mayoría de la población. Ciudadanos de todo el mundo emprendieron manifestaciones contra la guerra que culminaron el 15 de febrero de 2003, que en España alcanzaron una extensión y una participación inusitada en ciudades y pueblos de todo el país. Francia y Alemania expresaron su rechazo a la intervención armada en Irak. Para contrarrestar esta postura, Aznar impulsó una carta de apoyo a la política belicista de Estados Unidos que firmó con otros siete líderes europeos, cosa que abrió una crisis en el seno de la Unión Europea.El quince de marzo de 2003, Aznar se reunió en las islas Azores con el presidente de los Estados Unidos, George Bush y con el premier británico, Tony Blair, para emitir un ultimátum a Irak. El 18 de marzo, Aznar anunciaba al Congreso de los Diputados, en un tenso debate, la decisión de enviar 900 soldados a Irak, que no participarían en el ataque. A juicio de la mayoría de formaciones políticas españolas, el período de gobierno de Aznar ha supuesto un retroceso tanto en los valores y comportamientos democráticos, como en la separación de poderes y en la laicidad del Estado.